Todo comenzó allá por el año 1987, las ganas de fiesta y el amor a este arte de Cúchares, hace que se desplace un componente de la peña a la becerrada que, por las fiestas patronales, se daba en la vecina villa marinera de Marín, ataviado de traje de luces…¡allá va!, ese mismo año y coincidiendo con las fiestas de la Peregrina comenta lo sucedido al resto del grupo de compañeros con los que suele ir a la plaza, ataviados con camisa blanca y pañuelo rojo (primera vestimenta de la peña), y deciden para el año venidero vestirse también de luces. La juerga para el año siguiente ya estaba asegurada.